SENTIRSE CONECTADO vs SENTIRSE DESORIENTADO, Monsso Mindfulness

La relación entre el orden y la seguridad para las niñas y niños antes de los 6 años

SENTIRSE CONECTADO vs SENTIRSE DESORIENTADO.

El desarrollo óptimo del ser humano depende del orden natural que se da en la naturaleza y en su ambiente. Al asentarse en un lugar para pasar la noche, el ser humano, antes de partir a explorar, necesitaba determinar puntos de referencia que le permitieran identificar el lugar en el que había situado su asentamiento.

Por ello el orden es clave, en la naturaleza se mantiene naturalmente: la posición de una roca y de un árbol, nos podría ayudar para orientarnos.

Pero en un hogar este orden se puede alterar muy fácilmente, y esto puede tener un efecto de inestabilidad que provoca sufrimiento en el niño/a, sobre todo entre el primer y el segundo año de edad, si bien debiera cuidarse especialmente al menos hasta los 6 años.

Para tratar de ponernos en su lugar, este ejemplo podría ayudar: cambiar un objeto de su entorno que ha estado siempre en el mismo lugar durante un largo periodo, equivaldría para un menor de 2 años, al hecho de que a nosotros adultos nos cambiaran de lugar nuestra casa. ¿Cómo sería llegar a tu barrio y no encontrar tu casa? Ante nuestra desorientación, nos sentiríamos inseguros y mentalmente perdidos y nos encontraríamos incomprendidos, cuando además a la gente a nuestro alrededor, no le pareciera tan grave el asunto como para expresarlo de la manera en que lo haríamos (las conocidas injustamente como rabietas).

Al observar las cosas en el ambiente y encontrarlas en el mismo lugar, el niño/a se orienta y usa su energía vital para aprender nuevas cosas y desarrollarse normalmente. El mundo tiene un sentido para él o para ella.

Decía María Montessori, en su libro “El niño, el secreto de la infancia”, que el ambiente ordenado le da un marco de referencia al niño, necesario para orientarse, “poseyendo el ambiente en todas su particularidades”: “El orden de las cosas significa conocer la colocación de los objetos en el ambiente, recordar el lugar correspondiente de cada uno. Esto representa orientarse en el ambiente, poseyéndolo en todas su particularidades. (…) de tal forma que le da la seguridad de poder coger con la mano todo lo que se busca. Es necesario para la tranquilidad y la felicidad del niño”.
(Fuente: Montessori, M. 1982. El Niño: el secreto de la infancia, pág. 99).


Gracias a Beck Thompson por esta ilustración donde se detallan las consecuencias que la sensación de conexión y seguridad, tienen para la salud y el aprendizaje.